La radicalización del conflicto en torno a Las Bambas pone en jaque a esta megainversión y dificulta el panorama para los proyectos que se desarrollan en el corredor minero del sur
El bloqueo del corredor minero del sur a la altura de Yavi Yavi(Cusco) tiene en vilo al Gobierno y a la minería.
Desde que los comuneros de Las Bambas (Apurímac) obstruyeron la vía hace 49 días, la mina ha dejado de despachar concentrados de cobre por valor de US$294 millones (US$6 millones diarios), privando al gobierno de Apurímac de S/41 millones en regalías.
Sin embargo, la producción de la unidad minera aún no se ha visto impactada.
“Hasta ahora, el proyecto está en observación por el mercado del cobre, pero si el bloqueo se extiende 10 días más el foco global se pondrá allí”, anota Juan Carlos Guajardo, director de la consultora chilena Plusmining.
¿Por qué este plazo? Luis Rivera, ex CEO de Las Bambas y presidente del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú, explica que las grandes minas tienen dos meses de autonomía para almacenar concentrados in-situ. Eso significa que el inventario de mineral en Las Bambas se agotará la próxima semana y el conflicto empezará a pasar factura a la unidad minera.
“Las Bambas produce 400 mil toneladas anuales de cobre, que representan el 2% de la producción mundial. Su detención se hará sentir en la cotización y la oferta de cobre”, advierte Rivera.
Las Bambas se convertirá, así, en un conflicto de escala global.
LAS BAMBAS Y EL OLEODUCTO
Los sucesos en Yavi Yavi han puesto nuevamente sobre el tapete la amenaza de la conflictividad social en minería, un problema que había pasado desapercibido en los últimos años. “Los inversionistas nacionales e internacionales están mirando con preocupación el tema”, apunta Víctor Góbitz, CEO de Buenaventura.
Según una reciente encuesta de percepción minera elaborada por el BCR, los conflictos sociales vuelven a ser considerados la principal amenaza para los proyectos mineros, por encima de las demoras en el otorgamiento de permisos y los problemas de financiamiento.
Asi lo refrenda la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE).
“En lo que va del año, vemos con preocupación una creciente espiral de conflictividad, que tiene dos expresiones principales: la rotura del Oleoducto Norperuano en Mayuriaga y el bloqueo de Las Bambas”, remarca Pablo de la Flor, director ejecutivo de la SNMPE.
¿Son estos casos aislados o parte de un cuadro más grande?
ALARMA EN EL CORREDOR
El último reporte semestral del Observatorio de Conflictos Mineros en el Perú muestra que la conflictividad en el 2018 fue “de baja intensidad”, pero con un sesgo al alza en el último trimestre.
Lo visto en los últimos meses sugiere que esta tendencia se está intensificando.
“El 2019 no será el mismo escenario del 2018. Claramente, la tendencia de los conflictos sociales es al alza”, advierte José de Echave, director de la asociación civil CooperAcción.
Señala, como casos visibles, el reciente paro en Bambamarca (en demanda de la remediación de pasivos ambientales) y el descontento en el Cusco y Apurímac, donde no solo MMG Las Bambas enfrenta problemas, sino también Glencore (proyecto Coroccohuayco).
Fuerte: El Comercio Perú



